Si te apasiona cuidar tu salud y mantener una buena digestión, es importante que conozcas los beneficios del kéfir, una bebida fermentada de origen caucásico que se ha utilizado desde hace siglos por sus efectos positivos en la flora intestinal.
¡En esta entrada te contamos más acerca del origen de este elixir!
La principal virtud del kéfir es restablecer la flora intestinal normal, fundamental para una buena digestión y asimilación de los nutrientes que ingerimos. Pero… ¿por qué es tan importante?
Cuando nacemos, nuestro intestino es estéril, pero pronto se introducen microorganismos a través de la alimentación. En los niños que son amamantados, hay un gran número de lactobacilos que generan un pH inadecuado para la proliferación de los gérmenes de la putrefacción. En cambio, en los niños alimentados con mamadera, la flora es mixta, siendo menos prominentes los lactobacilos.
Con el tiempo, la dieta influye en la composición relativa de la flora intestinal y fecal. Una alimentación rica en proteína animal produce putrefacciones intestinales, alterando la flora bacteriana normal y apareciendo una cantidad excesiva de gérmenes de la putrefacción. El kéfir, por su parte, transforma la flora intestinal putrefactiva, sustituyéndola por los bacilos lácticos de propiedades antisépticas. También produce la secreción de una sustancia antipútrida que persiste aún después de la desaparición de los bacilos, es decir, cambia la putrefacción por la fermentación láctica.
Sin embargo, eso no es todo. Según investigaciones de la Universidad de La Plata, los microorganismos presentes en el kéfir se ensañan particularmente con la Escherichia coli, temible bacteria responsable de afecciones como el síndrome urémico hemolítico, que puede tener consecuencias letales en niños pequeños. Dado que la ingesta de kéfir aumenta la protección contra estas infecciones, se ha comenzado a introducirlo en la dieta de comedores infantiles.
Asimismo, el kéfir no solo dificulta la pululación de microbios patógenos en el intestino, sino que aporta abundante ácido láctico. Su acción se extiende hasta el estómago, al cual estimula. Sus efectos se derivan de la acción enzimática y antitóxica que presenta. El restablecimiento de la flora normal trae consigo una regulación de la función intestinal. En este aspecto es importante el tiempo de cultivo: el de menos de 24 horas es laxante, el de 72 horas es astringente y el intermedio (48 horas) resulta neutro.
En definitiva, el kéfir es una bebida que puede contribuir a mantener tu flora intestinal en buen estado, mejorando tu digestión y asimilación de los nutrientes que necesitas para mantener una buena salud. Al sumar esta bebida fermentada a tu dieta diaria podrás experimentar todos sus beneficios. Tu cuerpo te lo agradecerá.
Redacción: Belén Salas
Bibliografía:
“El Arte de la Fermentación”, Sandor Katz.
“Alimentos Saludables”, Néstor Palmetti.